Hay un ciclo natural para todo y la alimentación no escapa de ello. En pleno 2020, estamos totalmente acostumbrados a encontrar todo tipo de alimentos en cualquier época del año debido a la existencia de transportes refrigerados y de la globalización pero, aun así, hay alimentos asociados al verano que se disfrutan más en esta temporada.
Hoy explicamos los alimentos idóneos para consumir en esta temporada.
Fruta, fruta y fruta
Son muchas las personas que aumentan su ingesta de fruta durante el verano. Disfrutar de piezas de sandía, melón, melocotón o nectarinas bajo una sombra puede convertirse en un ritual saludable y refrescante. En este espacio también queda espacio para bayas, como fresas y frambuesas. Si tenemos que elegir una pieza de fruta para el verano, optamos por las que nos protegen ligeramente de la radiación de los rayos porque contienen licopeno como son el tomate, pimiento rojo, zanahorias, sandía papaya o remolacha. Las hay también que nos ayudan a broncearnos, como las naranjas, ya que contienen alfa o betacarotenos y son precursoras de la vitamina A.
Entre todas las solanáceas, la estrella del verano es el tomate, que solo en esa época aporta todo su sabor.
Dejando a un lado las frutas, uno de los platos estrella del verano son las ensaladas, que son refrescantes e hidratantes. Una ensalada puede ofrecer todo tipo de ingredientes que aporten unos u otros beneficios. Podemos pasar de la ensalada clásica de tomate y pepino para añadir Mezclum, canónigos, rúcula, espinacas baby aderezadas con frutas, tamari, vinagre, caballa, frutos secos, etc. Es sencillo crear ensaladas variadas que nos aporten todo lo que necesitamos para combatir el calor durante los meses de verano.
Durante los meses estivales hay que elegir con cuidado las verduras que vamos a consumir. Entre todas, nos quedamos con: calabacín, calabaza, lechuga, pepino, pimiento rojo y aguacate porque son muy hidratantes y frescos.
Otros alimentos para el verano
Las legumbres no son producto de verano si se quieren consumir frescas, sin embargo, son fáciles de envasar de modo que no hay por qué dejar de consumirlas, pues son perfectas para ensaladas.
En cuanto a la proteína animal, su calidad es indistinta en todas las estaciones del año, pero presentan diferencias. Lo correcto es tener en cuenta el factor proximidad y a ser posible que tengan la etiqueta ecológica. Además, las carnes no presentan temporalidad. En cualquier caso, su consumo es contrario a la frescura. Por ejemplo, si se trata de ternera el periodo de maduración no ha de ser inferior a 40 días. Si de cerdo ibérico de bellota, siempre es mejor consumirlo después de congelado porque es la forma en la que rompe su dura estructura.
El pescado aumenta su consumo en verano al ser de más fácil digestión. Fresco es más apreciado, pero congelado presenta más seguridad en cuanto a posibles bacterias y para la prevención del anisakis.
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